I

El poeta despertó ante sus lectores,
abrió el libro y fundó su momento de gloria.
Llegaron las palabras ruidosas y de las otras,
se ahuecaron los paisajes en sus lentes
y en sus pupilas resplandeció el aplauso.

II

Derramó silencios entre él y los mortales,
apenas un parpadeo y el mundo fugó.
Por el recinto rodaron sus poemas
hasta que el punto final atrajo la noche.

III

A su derecha se acomodó la fama
por su lengua se exiliaron las palabras.
A su izquierda, una musa buscaba
en su desnudez lo no escrito.


Ángela Gentile / Cuerno de marfil