Todavía veo, puedo distinguir los contornos,
diferenciar una lágrima de una nube,
una rispidez camuflada de seda
de una mancha con intención de sangre,
un lunar de una gota de sudor
-la que sobrevive al hielo del fracaso-
y atollado aquí, seguir en esta glándula gozosa,
mirándome soñar,
prestándole un día de mi vida
a las mujeres ajenas que cantan sin abrir la boca,
hasta que parpadeo
y el mundo deja de ser mío.


(Inédito)
Norberto Antonio / A menos vida, más vida