Solo pueden regresar los triunfadores.
Porque eso es triunfar: tener el propio tiempo
en el bolsillo.
Para el que pierde
no hay futuro ni vuelta atrás.
Todo ha sido cancelado,
salvo la vida misma convertida en vacío,
en sobrevida vegetal,
en espera.
No hay prodigio más amargo
que el de volver vencido.
Porque nada es igual frente al tiempo
que pasa inexorable.
Los malentendidos devinieron culpas
y las sugerencias de ayer hoy son reproches.
Entre las disputas y las discusiones
queda la red con el pez muerto,
y nadie quiere conservar un cadáver,
hiede cada vez peor.
Por eso no se vuelve.
Por eso el río debe fluir
y nosotros con él.
Por eso si alguien cree
que somos nosotros
los que estamos de vuelta,
hay que decirle:
yo, a usted, no lo conozco.


(De Villa Elvira, 2014)
Carlos Aprea / Cuando vuelven los días