Al amparo
de la noche y la niebla
lo subieron
a una Estanciera
y le vendaron
con un trapo rejilla
los ojos

Le quitaron el sueldo
que había cobrado
esa mañana
y lo llevaron
por el camino negro
–que reconoció
por los autos
que pasaban
a gran velocidad–

En la casa lo desnudaron

y con pinzas
pellizcaron sus pelotas

Dijeron que cerrara
la boca
porque si no iba a dejar
de tener antecedentes

Después se desvaneció

Cuando despertó
seguía
en el mismo
sueño


City Bell, agosto de 2008

(De Setenta y 4, 2011)
José María Pallaoro / Cantar a tientas