Era delito ser joven y no rebelarse,
tener lengua que habla pero no dice,
contemplar el cadáver de nuestro enemigo
con la conciencia del alma.

Hoy se ve un camino humeante de escépticos:
donde hubo cielo
no queda siquiera un azul culposo.

Debe haber para nosotros algún perdón
por habernos traicionado honestamente.


(Inédito)
Norberto Antonio / A menos vida, más vida