Nunca sabremos realmente por qué
hemos vivido. No alcanzan las palabras.

Sobre el mismo mar se levanta el sol.
Ante el mismo mar
un mediodía, alguien se para en la costa
y mira. Sólo eso y nada dice. ¿Qué espera ver?
Mirar no es ver sólo esto que se muestra,
ni siquiera lo que existe. Las olas hablan
de regresos largamente olvidados,
a veces sin que nadie haya partido.

Una gaviota y un poste de luz parecen
ser el centro del universo. A su alrededor
la circunferencia de tu ignorancia
es como ese pescador y su caña,
una eternidad demasiado larga.

Hubo muchas veces en que creíste
haber nacido para algo. Fue esa fe
la que te empujó a decisiones definitivas.
Pero el resto lo decidió

un puro instinto de felicidad
acontecido para ser superado.


(De Pasiones de la línea, inédito)
Osvaldo Picardo / Poemas