La noche oficia de enfermera
entre los miserables que duermen en los bancos de la plaza.
Cada banco es un lecho sombrío,
la plaza entera, un asilo de expatriados.

Mendigos: allí fueron dejados a través de milenios
y allí permanecen, estoicos, todavía,
esperando que la muerte venga a despertarlos
o algún patrullero se los lleve.

(De Cuaderno de fin de siglo, 1996)
César Cantoni / Intemperie y otros poemas