Sólo quiero que sepas
que si detuve mi marcha
ante tu puerta,

y no seguí de largo,
y no crucé la calle,
y no doblé en la esquina,

no fue porque olvidé
donde vive
el jardinero

(al que buscaba
para podar
la ligustrina),

sino porque tus ojos
me distrajeron
del camino.

(De Triunfo de lo real, 2001)
César Cantoni / Intemperie y otros poemas